domingo, 29 de agosto de 2010

Ideología y Memoria en mina San José

"por Hugo Martínez Abarca
tomado de http://blogs.tercerainformacion.es/

Ideología.- Cuando quedaron atrapados con poquísima comida, los mineros tenían dos opciones. Podrían haberse peleado por la comida y que quien consiguiera apoderarse de ella la disfrutase o la ofreciese a otros mineros a cambio de algún chantaje. Partiendo de que la búsqueda del beneficio privado genera beneficio colectivo el minero que se apoderara de la comida no tendría que pensar en nada más que en maximizar sus satisfacciones ya fueran éstas darse un atracón o exigir a los mineros que quisieran comer algo que le hicieran una danza entretenida. La otra opción era pensar solidariamente y a largo plazo que la única salida para cada uno de ellos era el reparto igualitario y austero. Nadie engordaría durante el encierro pero intentarían sobrevivir todos."

La primera opción, por ridícula e inmoral que parezca, es por la que se rige el mundo. Si los mineros hubieran optado por el beneficio privado estarían todos muertos por hambre o por las enfermedades que provocaría estar con el estómago lleno rodeado de cadáveres: no hubieran conseguido beneficio colectivo alguno y habrían fracasado en la búsqueda de beneficio privado. La segunda es por la que optaron: “Dos cucharadas de atún en conserva, un vaso pequeño de leche, media galleta y pequeños dados de melocotón en almíbar cada 48 horas. Esa ha sido la dieta espartana con la que han sobrevivido los 33 mineros atrapados a 700 metros de profundidad en la mina San José, dosificando los alimentos que tenían en el refugio y repartiéndolos en forma igualitaria“. Obtuvieron un beneficio colectivo que se tradujo en beneficio privado para cada uno de ellos: la supervivencia.

Según los listos de la clase, los mineros optaron por una aberrración económica. En el mundo regido por los listos de la clase 25.000 personas mueren cada día de hambre en un planeta repleto de víveres mientras lo destruimos por nuestra desequilibrada rapiña cortoplacista. En la aberración económica de mina San José los 33 mineros siguen vivos a pesar de la absoluta carencia que sufren.

Memoria.- Salvador Allende lanzó un proceso de nacionalización de las minas de cobre chilenas, la mayoría de ellas en manos de multinacionales estadounidenses. Disgustos de este tipo generaron inquietud a algún premio Nobel de la Paz y para tranquilizarlo tuvimos que poner a Augusto Pinochet a desandar mucho más de lo que se había andado. En 1981 Pinochet aprueba una ley de Concesiones Mineras por la cual se dan concesiones plenas (propiedad de hecho aunque sin título de propiedad) a empresas privadas volviendo al control original la minería chilena.

La gestión pública podría haber buscado el beneficio colectivo y haber pensado en el largo plazo: podría haber cumplido un protocolo de seguridad aunque eso fuera un poco más caro a corto plazo (de nuevo una aberración económica: el típico despilfarro del Estado). La empresa privada busca el beneficio privado a corto plazo: los mineros no tenían seguro, la chimenea no tenía peldaños por los que salir en caso de accidente, no había salida de emergencia… Todo ello había sido denunciado con anterioridad por los sindicalistas de la mina. La empresa, que se ha declarado en quiebra tras el accidente, dice ahora que será difícil pagar los sueldos de los mineros atrapados, que en estas circunstancias es difícil pensar en el medio y largo plazo y que está tranquila en cuanto a su responsabilidad por la falta de seguridad en la mina. Mientras, los mineros siguen repartiendo el atún y el melocotón en almíbar a la espera de que les empiece a llegar alimento gracias a una sonda propiedad del estado.

Ideología. El capitalismo mata. A la mayoría antes, al resto después. Si hay opciones para la supervivencia colectiva, que es la de cada uno de nosotros, tales opciones son socialistas.

Memoria. Si queremos entender lo que nos pasa y conseguir que algún día no nos pase, tenemos que entender muy bien por qué estamos donde estamos, para qué mataron, por qué impidieron la democracia. En Chile como en cualquier lado.


miércoles, 11 de agosto de 2010

Sólo imaginando otros mundos, se cambiará éste

"por Alberto Acosta
tomado de sustentabilidades.siderpco.org

En muchas regiones del mundo, sobre todo en los países andinos Bolivia y Ecuador, uno de los puntos medulares del debate es el cuestionamiento al régimen de desarrollo imperante. Y en ese contexto aparecen diversas propuestas desde las mismas comunidades ancestrales, enriquecidas por las luchas de resistencia de las últimas décadas, orientadas a cambiar el rumbo de la historia.

En la Asamblea Constituyente de Montecristi, uno de los puntos medulares del debate fue el cuestionamiento al régimen de desarrollo imperante. La discusión avanzó hacia propuestas que recogen elementos planteados dentro y aún fuera del país. Allí, desde la visión de los marginados por la historia de los últimos 500 años, se planteó el Buen Vivir o Sumak Kausay (en kichwa) como una oportunidad para construir otra sociedad sustentada en una convivencia ciudadana en diversidad y armonía con la Naturaleza[1], a partir del reconocimiento de los valores culturales existentes en el país y en el mundo. Con esta declaración, una Constitución “por primera toma un concepto de tradiciones indígenas como base para el ordenamiento y legitimación de la vida política”. Al asumir el Buen Vivir “el sentido de un objetivo general hacia el cual se orienta la vida económica, política, social y cultural”, se empezó a desmontar, “el poder colonial” (David Cortez), Una concepción que, además, desnuda los errores y las limitaciones de las diversas teorías del llamado desarrollo. "

La pregunta que cabe en este punto es si será posible y realista intentar un desarrollo diferente dentro del capitalismo. Se entiende un desarrollo impulsado por la vigencia de los Derechos Humanos (políticos, sociales, culturales, económicos) y los Derechos de la Naturaleza, como base de una economía solidaria. ¿Seguirá siendo acaso el desarrollo un fantasma que nos continúe atormentando o una utopía que nos oriente? Es más, ¿será necesario superar el concepto de desarrollo y adentrarnos en una nueva época, en la del postdesarrollo?

La propuesta del Buen Vivir, que cuestiona el llamado desarrollo en tanto concepto holístico que supera el economicismo y que atraviesa transversalmente toda la Constitución ecuatoriana, fue motivo de diversas interpretaciones en la Asamblea Constituyente y en la sociedad. Recordemos que primó el desconocimiento e incluso el temor en ciertos sectores. Algunos asambleístas, contando con el eco perturbador de gran parte de una prensa mediocre e interesada en el fracaso de la Constituyente, acostumbrados a verdades indiscutibles, clamaban por concreciones definitivas. Para otros, el Buen Vivir, al que lo entendían ingenuamente como una despreocupada y hasta pasiva dolce vita, les resultaba inaceptable. No faltaron algunos, temerosos de perder sus privilegios, que no dudaron en anticipar que con el Buen Vivir se proponía el retorno a la época de las cavernas. Inclusive algunos que alentaron con su voto este principio fundacional de la Constitución de Montecristi, al parecer no tenían clara la trascendencia de esta decisión… Y unos cuantos, opuestos desde una izquierda autista, se aferraron a tradicionales conceptos de cambio, en realidad huecos, carentes de trascendencia al no haber sido cristalizados en la práctica de las luchas sociales.

En las comunidades indígenas tradicionalmente no existía la concepción de un proceso lineal que establezca un estado anterior o posterior, tal como nos recuerda el indígena amazónico Carlos Viteri Gualinga. El ha confrontado los temas del llamado desarrollo con experiencias del Buen Vivir, recuperadas de experiencias concretas de algunas comunidades amazónicas especialmente. No hay aquella visión de un estado de subdesarrollo a ser superado. Y tampoco un estado de desarrollo a ser alcanzado. No existe, como en la visión occidental, esta dicotomía que explica y diferencia gran parte de los procesos en marcha. Los pueblos indígenas tampoco tenían la concepción tradicional de pobreza asociada a la carencia de bienes materiales o de riqueza vinculada a su abundancia. El Buen Vivir aparece como una categoría en la filosofía de vida de las sociedades indígenas ancestrales, que ha perdiendo terreno por efecto de las diversas prácticas y mensajes de la modernidad occidental. Su aporte, sin embargo, sin llegar a una equivocada idealización del modo de vida indígena, nos invita a asumir otros “saberes” y otras posibilidades.

La visión andina, empero, no es la única fuente de inspiración para impulsar el Buen Vivir. Desde círculos de la cultura occidental se levantan cada vez más voces que podrían estar de alguna manera en sintonía con esta visión indígena y viceversa. En el mundo se comprende, paulatinamente, la inviabilidad global del estilo de vida dominante. Además, el concepto del Buen Vivir no solo tiene un anclaje histórico en el mundo indígena, se sustenta también en algunos principios filosóficos universales: aristotélicos, marxistas, ecologistas, feministas, cooperativistas, humanistas...

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http://sustentabilidades.siderpco.org/revista/index.php/2010061665/Publicacion-02/solo-imaginando-otros-mundos-se-cambiara-este-reflexiones-sobre-el-buen-vivir.html