lunes, 1 de noviembre de 2010

The Center Cannot Hold - Rekindling the Radical Imagination.

"by pdxjustice Media Productions

The final plenary at the 2010 LEFT FORUM conference in New York features Frances Fox Piven, Brian Jones, Arundhati Roy and Noam Chomsky. The presentation begins with a memorial for the beloved historian, Howard Zinn, and proceeds to the theme of the 2010 conference: "The Center Cannot Hold - Rekindling the Radical Imagination."

Rekindling the Radical Imagination - Piven, Jones, Roy & Chomsky, March 21, 2010 from pdxjustice Media Productions on Vimeo.

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domingo, 29 de agosto de 2010

Ideología y Memoria en mina San José

"por Hugo Martínez Abarca
tomado de http://blogs.tercerainformacion.es/

Ideología.- Cuando quedaron atrapados con poquísima comida, los mineros tenían dos opciones. Podrían haberse peleado por la comida y que quien consiguiera apoderarse de ella la disfrutase o la ofreciese a otros mineros a cambio de algún chantaje. Partiendo de que la búsqueda del beneficio privado genera beneficio colectivo el minero que se apoderara de la comida no tendría que pensar en nada más que en maximizar sus satisfacciones ya fueran éstas darse un atracón o exigir a los mineros que quisieran comer algo que le hicieran una danza entretenida. La otra opción era pensar solidariamente y a largo plazo que la única salida para cada uno de ellos era el reparto igualitario y austero. Nadie engordaría durante el encierro pero intentarían sobrevivir todos."

La primera opción, por ridícula e inmoral que parezca, es por la que se rige el mundo. Si los mineros hubieran optado por el beneficio privado estarían todos muertos por hambre o por las enfermedades que provocaría estar con el estómago lleno rodeado de cadáveres: no hubieran conseguido beneficio colectivo alguno y habrían fracasado en la búsqueda de beneficio privado. La segunda es por la que optaron: “Dos cucharadas de atún en conserva, un vaso pequeño de leche, media galleta y pequeños dados de melocotón en almíbar cada 48 horas. Esa ha sido la dieta espartana con la que han sobrevivido los 33 mineros atrapados a 700 metros de profundidad en la mina San José, dosificando los alimentos que tenían en el refugio y repartiéndolos en forma igualitaria“. Obtuvieron un beneficio colectivo que se tradujo en beneficio privado para cada uno de ellos: la supervivencia.

Según los listos de la clase, los mineros optaron por una aberrración económica. En el mundo regido por los listos de la clase 25.000 personas mueren cada día de hambre en un planeta repleto de víveres mientras lo destruimos por nuestra desequilibrada rapiña cortoplacista. En la aberración económica de mina San José los 33 mineros siguen vivos a pesar de la absoluta carencia que sufren.

Memoria.- Salvador Allende lanzó un proceso de nacionalización de las minas de cobre chilenas, la mayoría de ellas en manos de multinacionales estadounidenses. Disgustos de este tipo generaron inquietud a algún premio Nobel de la Paz y para tranquilizarlo tuvimos que poner a Augusto Pinochet a desandar mucho más de lo que se había andado. En 1981 Pinochet aprueba una ley de Concesiones Mineras por la cual se dan concesiones plenas (propiedad de hecho aunque sin título de propiedad) a empresas privadas volviendo al control original la minería chilena.

La gestión pública podría haber buscado el beneficio colectivo y haber pensado en el largo plazo: podría haber cumplido un protocolo de seguridad aunque eso fuera un poco más caro a corto plazo (de nuevo una aberración económica: el típico despilfarro del Estado). La empresa privada busca el beneficio privado a corto plazo: los mineros no tenían seguro, la chimenea no tenía peldaños por los que salir en caso de accidente, no había salida de emergencia… Todo ello había sido denunciado con anterioridad por los sindicalistas de la mina. La empresa, que se ha declarado en quiebra tras el accidente, dice ahora que será difícil pagar los sueldos de los mineros atrapados, que en estas circunstancias es difícil pensar en el medio y largo plazo y que está tranquila en cuanto a su responsabilidad por la falta de seguridad en la mina. Mientras, los mineros siguen repartiendo el atún y el melocotón en almíbar a la espera de que les empiece a llegar alimento gracias a una sonda propiedad del estado.

Ideología. El capitalismo mata. A la mayoría antes, al resto después. Si hay opciones para la supervivencia colectiva, que es la de cada uno de nosotros, tales opciones son socialistas.

Memoria. Si queremos entender lo que nos pasa y conseguir que algún día no nos pase, tenemos que entender muy bien por qué estamos donde estamos, para qué mataron, por qué impidieron la democracia. En Chile como en cualquier lado.


miércoles, 11 de agosto de 2010

Sólo imaginando otros mundos, se cambiará éste

"por Alberto Acosta
tomado de sustentabilidades.siderpco.org

En muchas regiones del mundo, sobre todo en los países andinos Bolivia y Ecuador, uno de los puntos medulares del debate es el cuestionamiento al régimen de desarrollo imperante. Y en ese contexto aparecen diversas propuestas desde las mismas comunidades ancestrales, enriquecidas por las luchas de resistencia de las últimas décadas, orientadas a cambiar el rumbo de la historia.

En la Asamblea Constituyente de Montecristi, uno de los puntos medulares del debate fue el cuestionamiento al régimen de desarrollo imperante. La discusión avanzó hacia propuestas que recogen elementos planteados dentro y aún fuera del país. Allí, desde la visión de los marginados por la historia de los últimos 500 años, se planteó el Buen Vivir o Sumak Kausay (en kichwa) como una oportunidad para construir otra sociedad sustentada en una convivencia ciudadana en diversidad y armonía con la Naturaleza[1], a partir del reconocimiento de los valores culturales existentes en el país y en el mundo. Con esta declaración, una Constitución “por primera toma un concepto de tradiciones indígenas como base para el ordenamiento y legitimación de la vida política”. Al asumir el Buen Vivir “el sentido de un objetivo general hacia el cual se orienta la vida económica, política, social y cultural”, se empezó a desmontar, “el poder colonial” (David Cortez), Una concepción que, además, desnuda los errores y las limitaciones de las diversas teorías del llamado desarrollo. "

La pregunta que cabe en este punto es si será posible y realista intentar un desarrollo diferente dentro del capitalismo. Se entiende un desarrollo impulsado por la vigencia de los Derechos Humanos (políticos, sociales, culturales, económicos) y los Derechos de la Naturaleza, como base de una economía solidaria. ¿Seguirá siendo acaso el desarrollo un fantasma que nos continúe atormentando o una utopía que nos oriente? Es más, ¿será necesario superar el concepto de desarrollo y adentrarnos en una nueva época, en la del postdesarrollo?

La propuesta del Buen Vivir, que cuestiona el llamado desarrollo en tanto concepto holístico que supera el economicismo y que atraviesa transversalmente toda la Constitución ecuatoriana, fue motivo de diversas interpretaciones en la Asamblea Constituyente y en la sociedad. Recordemos que primó el desconocimiento e incluso el temor en ciertos sectores. Algunos asambleístas, contando con el eco perturbador de gran parte de una prensa mediocre e interesada en el fracaso de la Constituyente, acostumbrados a verdades indiscutibles, clamaban por concreciones definitivas. Para otros, el Buen Vivir, al que lo entendían ingenuamente como una despreocupada y hasta pasiva dolce vita, les resultaba inaceptable. No faltaron algunos, temerosos de perder sus privilegios, que no dudaron en anticipar que con el Buen Vivir se proponía el retorno a la época de las cavernas. Inclusive algunos que alentaron con su voto este principio fundacional de la Constitución de Montecristi, al parecer no tenían clara la trascendencia de esta decisión… Y unos cuantos, opuestos desde una izquierda autista, se aferraron a tradicionales conceptos de cambio, en realidad huecos, carentes de trascendencia al no haber sido cristalizados en la práctica de las luchas sociales.

En las comunidades indígenas tradicionalmente no existía la concepción de un proceso lineal que establezca un estado anterior o posterior, tal como nos recuerda el indígena amazónico Carlos Viteri Gualinga. El ha confrontado los temas del llamado desarrollo con experiencias del Buen Vivir, recuperadas de experiencias concretas de algunas comunidades amazónicas especialmente. No hay aquella visión de un estado de subdesarrollo a ser superado. Y tampoco un estado de desarrollo a ser alcanzado. No existe, como en la visión occidental, esta dicotomía que explica y diferencia gran parte de los procesos en marcha. Los pueblos indígenas tampoco tenían la concepción tradicional de pobreza asociada a la carencia de bienes materiales o de riqueza vinculada a su abundancia. El Buen Vivir aparece como una categoría en la filosofía de vida de las sociedades indígenas ancestrales, que ha perdiendo terreno por efecto de las diversas prácticas y mensajes de la modernidad occidental. Su aporte, sin embargo, sin llegar a una equivocada idealización del modo de vida indígena, nos invita a asumir otros “saberes” y otras posibilidades.

La visión andina, empero, no es la única fuente de inspiración para impulsar el Buen Vivir. Desde círculos de la cultura occidental se levantan cada vez más voces que podrían estar de alguna manera en sintonía con esta visión indígena y viceversa. En el mundo se comprende, paulatinamente, la inviabilidad global del estilo de vida dominante. Además, el concepto del Buen Vivir no solo tiene un anclaje histórico en el mundo indígena, se sustenta también en algunos principios filosóficos universales: aristotélicos, marxistas, ecologistas, feministas, cooperativistas, humanistas...

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http://sustentabilidades.siderpco.org/revista/index.php/2010061665/Publicacion-02/solo-imaginando-otros-mundos-se-cambiara-este-reflexiones-sobre-el-buen-vivir.html

domingo, 4 de julio de 2010

Neoliberalismo obligatorio

"por Ignacio Ramonet
editorial tomado de le monde diplomatique

"Inclina la cerviz, altivo sicambro; adora lo que quemaste y quema lo que adoraste", ordenó el obispo Remigio al bárbaro Clodoveo cuando tuvo éste que convertirse al cristianismo para ser rey de Francia. Y eso mismo parecen haberle exigido al socialdemócrata José Luis Rodríguez Zapatero, los jefes de Gobierno del Eurogrupo, en Bruselas, el 7 de mayo pasado, cuando se sumaron al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a los mercados financieros para obligarle a renegar de toda veleidad"

Apenas cinco días después, con el fanatismo de los conversos (mas con pretendido " desgarro interior "), el Presidente del Gobierno -que afirmaba, en 2004, "gobernaré para los más débiles", y reiteraba, en 2008, "gobernaré pensando en los que no tienen de todo"- anunciaba un plan de ajuste terriblemente impopular. Cinco millones de pensionistas, tres millones de funcionarios, cientos de miles de ancianos necesitados de asistencia y medio millón de futuros padres de 2011 padecerán las consecuencias del brutal recorte.

Al mismo tiempo, otros jefes de gobierno socialdemócratas, en Grecia y en Portugal, se veían también forzados a ir a Canossa, a retractarse y humillarse, y a acatar las tesis ultraliberales que hasta entonces, en principio, habían combatido.

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http://www.mondiplo.com/isum/Direct.jsp?ISUM_Shortcut=MONDIPLO_EDITORIAL

sábado, 3 de julio de 2010

Nuevos conflictos, viejos actores

"por Raúl Zibechi
tomado de rebelion.org

La región sudamericana está siendo atravesada por una nueva generación de conflictos sociales en torno a la defensa de los bienes comunes ante la renovada agresividad de las multinacionales de la minería, los hidrocarburos y el agronegocio. Los más diversos movimientos, en todos los países, han protagonizado enfrentamientos con gobiernos de signos distintos: la resistencia de los indígenas amazónicos frente al gobierno derechista de Alan García en Perú, que tuvo su punto más dramático en la masacre de Bagua un año atrás, ha sido hasta el momento el caso más resonante."

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http://www.rebelion.org/noticia.php?id=109018

sábado, 19 de junio de 2010

La crisis, una estafa detrás de otra

"por Juan Torres López
tomado de ganasdeescribir (web de JTL)

La Real Academia Española de la Lengua define de dos modos el verbo estafar. Como pedir o sacar dinero o cosas de valor con artificios y engaños y con ánimo de no pagar, y, en sentido jurídico, como cometer alguno de los delitos que se caracterizan por el lucro como fin y el engaño o abuso de confianza como medio. Por eso yo creo que el término de estafa es lo que mejor describe lo que han hecho continuadamente los bancos, los grandes especuladores y la inmensa mayoría de los líderes y las autoridades mundiales antes y durante la crisis que padecemos. "

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http://hl33.dinaserver.com/hosting/juantorreslopez.com/jtl//index.php?option=com_content&task=view&id=1925&Itemid=16

miércoles, 2 de junio de 2010

¿A qué se debe el ataque israelí contra civiles en el Mediterráneo?

"por Thierry Meyssan*
tomado de voltairenet.org

Israel estudió de antemano las consecuencias del ataque que finalmente perpetró contra el convoy humanitario marítimo. ¿Qué objetivos busca con el desencadenamiento de esta crisis diplomática de escala mundial? ¿Por qué desafía Tel Aviv a su aliado turco y a su protector estadounidense?"

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http://www.voltairenet.org/article165621.html

miércoles, 5 de mayo de 2010

El camino al socialismo del siglo XXI

"Interesante entrevista que aparece en Alainet, que creo vale la pena leerla para tenerla en cuenta.

Entrevista a Marta Harnecker

El camino al socialismo del siglo XXI

por Hugo Moldiz



sábado, 3 de abril de 2010

Alfabetizaciòn ecològica

"Epílogo extraído del libro “La Trama de la Vida, Una nueva perspectiva de los sistemas vivos""

Restablecer la conexión con la trama de la vida significa reconstruir y mantener comunidades sostenibles en las que podamos satisfacer nuestras necesidades y aspiraciones sin mermar las oportunidades de generaciones venideras. Para esta tarea podemos aprender mucho de los ecosistemas, verdaderas comunidades sostenibles de plantas, animales y microorganismos. Para comprenderlos, debemos entender primero los principios básicos de la ecología; debemos por así decirlo, alfabetizarnos ecológicamente.

Estar ecológicamente alfabetizados, ser “ecoalfabeto”, significa comprender los principios de organización de las comunidades ecológicas (ecosistemas) y utilizar dichos principios para crear comunidades humanas sostenibles. Necesitamos revitalizar nuestras comunidades –incluyendo las educativas, las de negocios y las políticas-, de modo que los principios de ecología se manifiesten en ellas como principios de educación, empresa y política.La teoría de los sistemas vivos expuesta en este libro provee de un marco conceptual para el establecimiento del vínculo entre comunidades ecológicas y humanas. Ambas son sistemas vivos que exhiben los mismos principios básicos de organización. Son redes organizativamente cerradas, pero abiertas a los flujos de energía y recursos; sus estructuras se hallan determinadas por sus historiales de cambio estructurales; son inteligentes debido a las dimensiones cognitivas inherentes en los procesos de vida.

Existen, por supuesto, múltiples diferencias entre comunidades humanas y ecosistemas. En éstos no se dan la autoconsciencia, el lenguaje, la consciencia y la cultura ni, por consiguiente, la justicia y la democracia, pero tampoco la codicia y la deshonestidad. Nada podemos aprender de los ecosistemas sobre estos valores y limitaciones humanos. Pero lo que si podemos y debemos aprender de ellos, es como vivir sosteniblemente , A lo largo de más de tres mil millones de años de evolución , los ecosistemas del planeta se han organizado de formas sutiles y complejas para maximizar su sostenibilidad. Esta sabiduría de la naturaleza es la esencia de la alfabetización ecológica.Basándonos en la comprensión de los ecosistemas como redes autopoiésicas y estructuras disipativas, podemos formular una serie de principios de organización identificables como básicos para la ecología que nos sirvan de líneas maestras sobre las que edificar comunidades humanas sostenibles.

El primero de dichos principios es el de interdependencia. Todos los miembros de una comunidad ecológica se encuentran interconectados en una vasta e intrincada red de relaciones, la trama de la vida. Sus propiedades esenciales y, de hecho, su misma existencia se derivan de estas relaciones. El comportamiento de cada miembro viviente dentro de un ecosistema depende del comportamiento de muchos otros. El éxito de toda la comunidad depende de de sus individuos, mientras que éxito de éstos depende del de la comunidad como un todo.Comprender la interdependencia ecológica significa comprender relaciones. Esta comprensión requiere los cambios de percepción característicos del pensamiento sistémico: de las partes al todo, de objetos a relaciones, de contenido a patrón. Una comunidad humana sostenible es consciente de las múltiples relaciones entre sus miembros.

Nutrir estas relaciones equivale a nutrir la comunidad.El hecho de que el patrón básico de la vida sea el de red significa que las relaciones entre los miembros de una comunidad ecológica son no-lineales, e incluyen múltiples bucles de retroalimentación. Las cadenas lineales de causa – efecto se dan muy raramente en los ecosistemas. Des este modo, cualquier perturbación no tendrá un único efecto, sino que sus consecuencias repercutirán en patrones en constante expansión. De hecho, puede verse incluso amplificada por circuitos de retroalimentación independientes, capaces de llegar a ocultar la fuente original de la perturbación.La naturaleza cíclica de los procesos ecológicos constituye otro importante principio de ecología. Los circuitos de retroalimentación son caminos a lo largo de los cuales los nutrientes son constantemente reciclados. Como sistemas abiertos, todos los organismos de un ecosistema producen desechos, pero lo que es residuo para una especie constituye alimento para otra, de modo que el sistema como un todo no produce desperdicios. Comunidades enteras de organismos han evolucionado de este modo a lo largo de miles de millones de años, usando y reciclando sin cesar las mismas moléculas de minerales, agua y aire.

En este caso la lección para las comunidades humanas resulta evidente. Uno de los principales conflictos entre ecología y economía deriva del hecho de que la naturaleza es cíclica, mientras que nuestros sistemas industriales son lineales. Nuestros negocios absorben recursos, los transforman en productos y desperdicio y venden esos productos a los consumidores, que a su vez producirán más desperdicios al usarlos. Para ser sostenibles, los patrones de producción y consumo deben ser cíclicos, a semejanza de los procesos naturales. Para alcanzar semejantes patrones cíclicos, debemos rediseñar fundamentalmente nuestros negocios y nuestra economía.Los ecosistemas difieren de los organismos individuales en que son sistemas mayoritariamente (aunque no totalmente) cerrados con respecto al flujo de materia, mientras que se muestran abiertos al flujo de energía cuya principal fuente es el Sol, cuya energía, transformada en energía química por la fotosíntesis de las plantas verdes, impulsa la mayoría de los ciclos ecológicos.Las implicaciones para el mantenimiento de comunidades humanas sostenibles resultan de nuevo obvias. La energía solar en sus múltiples aspectos –luz solar para la producción de calor y electricidad, viento, energía hidráulica, biomasa, etc.- constituye la única clase de energía renovable, económicamente eficiente y medioambientalmente benigna. Al ignorar esta evidencia ecológica, nuestros dirigentes políticos y económicos comprometen una y otra vez el bienestar de millones de pobladores del planeta.

La Guerra del Golfo en 1991, por ejemplo, que significó la muerte de cientos de miles de personas, empobreció a millones de ellas y causó desastres medioambientales sin precedentes, tuvo una de sus causas en las erróneas políticas energéticas de las administraciones Reagan y Bush.Describir la energía solar como económicamente eficiente significa una contabilización honesta de los costes reales de la producción de energía, lo que no es el caso en la mayoría de las economías de mercado actuales. El llamado mercado libre no proporciona la adecuada información a los consumidores, ya que los costes sociales y medioambientales de producción no son parte de los modelos económicos corrientes. Estos costes son etiquetados como variables “externas” por los economistas de los gobiernos y las empresas, puesto que no encajan en su marco teórico.

Los economistas de empresa tratan como artículos gratuitos, no sólo el aire, el agua y el suelo, sino también a la delicada red de relaciones sociales que se ve severamente afectada por la expansión económica continuada. Los beneficios privados se hacen sobre costes públicos en forma de deterioro del medioambiente y de la calidad de vida general, además de a expensas de las generaciones futuras. El mercado simplemente nos proporciona información falsa; hay una total falta de retroalimentación y la más elemental alfabetización ecológica nos dice que semejante situación es insostenible.Uno de los modos más efectivos de cambiar la situación sería una reforma fiscal ecológica. Semejante reforma sería estrictamente neutra sobre el beneficio, trasladando la carga fiscal de los ingresos a las “ecotasas”.

Lo que significaría que se añadirían impuestos a productos existentes, formas de energía, servicios y materiales, de modo que sus precios reflejasen mejor los verdaderos costes. Para resultar exitosa, una reforma fiscal ecológica debe ser un proceso lento, a largo plazo, que proporciones a las nuevas tecnologías y a los patrones de consumo tiempo suficiente para adaptarse, pero al mismo tiempo debe ser lo suficientemente enérgica para estimular la innovación industrial.Una reforma fiscal ecológica llevada a cabo con firmeza y lentitud, a la larga, iría dejando gradualmente fuera del mercado a las tecnologías y hábitos de consumo dañinos y nocivos. A medida que los precios aumentasen, con la correspondiente contrapartida de reducción de impuestos sobre los ingresos, la gente abandonaría el coche por la bicicleta, usaría los transportes públicos y maximizaría la capacidad de sus vehículos en sus desplazamientos hacia y desde el lugar de trabajo. A medida que los impuestos sobre los productos petroquímicos y los combustibles derivados del petróleo aumentasen, de nuevo con su correspondiente contrapartida de reducción del impuesto sobre los ingresos, la agricultura biológica se convertiría en el modo de producción de alimento no sólo más sano, sino más barato.En la actualidad se estudian seriamente las ecotasas en varios países europeos, y su implantación generalizada parece inevitable a más o menos largo plazo. Para mantener la competitividad bajo estas nuevas condiciones, los empresarios y directivos deberán alfabetizarse ecológicamente.

El conocimiento detallado del flujo de materia y energía resultará especialmente esencial, y por ello la recientemente desarrollada práctica de la “ecoauditoría” adquirirá una importancia capital. Una auditoría ecológica analiza las consecuencias medioambientales de los flujos de materia, energía y personas en una empresa, determinando en consecuencia los costes reales de producción.La asociación es otra de las características esenciales de las comunidades sostenibles. Los intercambios cíclicos de energía y recursos en un ecosistema se sostienen en una cooperación omnipresente. Efectivamente, hemos visto cómo desde la creación de las primeras células nucleadas hace más de dos mil millones de años, la vida sobre la Tierra se ha desarrollado mediante combinaciones cada vez más complejas de cooperación y coevolución. La asociación –tendencia a asociarse, establecer vínculos, vivir unos dentro de otros y cooperar- es una de las características distintivas de la vida.

En las comunidades humanas, asociación significa democracia y poder personal, puesto que cada miembro de la comunidad desarrolla un papel importante en la misma. Combinando el principio de asociación con la dinámica del cambio y del desarrollo, podemos utilizar también el término “coevolución” como metáfora de las comunidades humanas. A medida que florece la asociación, cada parte comprende mejor las necesidades de las demás. En una verdadera asociación, todos los miembros aprenden y cambian: Coevolucionan. Una vez más salta a la vista la tensión básica entre el reto de la sostenibilidad ecológica y el modo en que nuestras sociedades actuales están estructuradas entre economía y ecología. La primera enfatiza la competición, la expansión y la dominación; la segunda pone el acento en la cooperación, la conservación y la asociación.Los principios de ecología mencionados hasta aquí –interdependencia, flujo cíclico de recursos; cooperación y asociación- son todos aspectos distintos de un mismo patrón de organización. Es según este patrón que los ecosistemas se organizan para maximizar su sostenibilidad.Una vez comprendido dicho patrón, podemos plantearnos cuestiones más detalladas como, por ejemplo, cuál es la resistencia de las comunidades ecológicas o de qué modo reaccionan ante perturbaciones externas.

Tales cuestiones nos conducen a nuevos principios de ecología –flexibilidad y diversidad-, que capacitan a los ecosistemas para la supervivencia a las perturbaciones y para la adaptabilidad a condiciones cambiantes.La flexibilidad de un ecosistema es una consecuencia de sus múltiples bucles de retroalimentación, que tienden a restablecer el equilibrio del sistema cada vez que se produce una desviación de la norma, debida a condiciones cambiantes del medio externo. Por ejemplo, si un verano desacostumbradamente caluroso produce un incremento del crecimiento de algas de un lago, mejorará el medio de los peces que se alimentan de dichas algas, con lo que tendrán mayor descendencia, que a su vez se alimentará de las algas, reduciendo su exceso. A medida que éstas disminuyen, empezará a escasear el alimento de los peces, descenderá su población y las algas podrán recuperarse. De este modo la perturbación original genera una fluctuación alrededor de un bucle de retroalimentación, que tiende a mantener el equilibrio entre peces y algas.

Perturbaciones como la descrita ocurren continuamente, puesto que las condiciones del medio cambian sin cesar y, por consiguiente, el efecto final es una constante fluctuación. Todas las variables que podemos observar en un ecosistema –densidades de población, disponibilidad de nutrientes, patrones climáticos, etc.- fluctúan sin cesar. Así es como los ecosistemas se mantienen en un estado flexible, dispuestos a adaptarse a las condiciones cambiantes. La trama de la vida es una red flexible en continua fluctuación. Cuantas más variables se mantengan fluctuando, más dinámico será el sistema y mayor su capacidad para adaptarse a los cambios.Toda fluctuación ecológica se desarrolla dentro de unos límites de la tolerancia. Existe siempre el peligro de que todo el sistema se colapse cuando una fluctuación transgrede dichos límites y el sistema no es ya capaz de compensarla. Lo mismo se puede aplicar a las comunidades humanas.
La falta de flexibilidad se manifiesta en forma de estrés. El estrés se da cuando una o más variables del sistema se llevan a sus valores extremos, lo que induce a una creciente rigidez a través del mismo, El estrés temporal es un aspecto esencial de la vida, pero el estrés prolongado resulta perjudicial y destructivo. Estas consideraciones conducen a la importante conclusión de que la buena gestión de un sistema social –una compañía, una ciudad, un sistema económico- significa el descubrimiento de los valores óptimos de sus variables. El tratar de maximizar alguna de dichas variables en lugar de optimizarla, conducirá irremediablemente a la destrucción del sistema como un todo.El principio de flexibilidad sugiere también una correspondiente estrategia de resolución de conflictos. En toda comunidad aparecen invariablemente discrepancias y conflictos que no pueden ser resueltos a favor de una y otra parte. Por ejemplo, la comunidad necesitará estabilidad y cambio, orden y libertad, tradición e innovación. Estos conflictos se resuelven mucho mejor desde el establecimiento de un equilibrio dinámico que desde las decisiones rígidas.

La alfabetización ecológica incluye la comprensión de que ambas partes de un conflicto pueden ser importantes en función del contexto y de que las contradicciones en el seno de una comunidad son signos de su diversidad y vitalidad, que contribuyen por tanto a la viabilidad del sistema.El papel de la diversidad en los ecosistemas está íntimamente vinculado a su estructura en red. Un ecosistema diverso será también resistente, puesto que contendrá en su seno multiplicidad de especies con funciones ecológicas superpuestas, que pueden reemplazarse parcialmente. Cuando una especie determinada es destruida por una severa perturbación, de modo que se rompe un vínculo en la red, un ecosistema diverso será capaz de reorganizarse y sobrevivir gracias a que otros vínculos de la red podrán, al menos parcialmente, realizar la función de la especie desaparecida. Dicho de otro modo, cuanto más compleja sea la red, más grande será la complejidad de su patrón de interconexiones y en consecuencia mayor será su resistencia.En los ecosistemas, la complejidad de su red es consecuencia de su biodiversidad; por tanto, una comunidad ecológica diversa es una comunidad resistente. En las comunidades humanas, la diversidad étnica y cultural puede representar el mismo papel. En este caso, diversidad significa distintos tipos de relaciones, distintos modos de enfrentarse al mismo problema. Una comunidad humana diversa es pues una comunidad resistente, capaz de adaptarse a situaciones cambiantes.No obstante, la diversidad es sólo una ventaja estratégica si se trata de una comunidad verdaderamente vibrante, sostenida por una red de relaciones. Si la comunidad se halla fragmentada en grupos e individuos aislados, la diversidad puede fácilmente convertirse en una fuente de prejuicios y fricciones. Pero si la comunidad es consciente de la interdependencia de todos sus miembros, la diversidad enriquecerá todas las relaciones y en consecuencia a la comunidad entera, así como a cada uno de sus individuos. En una comunidad así, la información y las ideas fluyen libremente por toda la red y la diversidad de interpretaciones y de estilos de aprendizaje –incluso de errores- enriquecerá a toda la comunidad.Éstos son pues algunos de los principios básicos de la ecología: interdependencia, reciclaje, asociación, flexibilidad, diversidad y, como consecuencia de todos ellos, sostenibilidad. A medida que nuestro siglo se acerca a su fin y nos aproximamos al principio de un nuevo milenio, la supervivencia de la humanidad dependerá de nuestra alfabetización ecológica, de nuestra capacidad de comprender estos principios de ecología y vivir en consecuencia.

ECOLOGÍA PROFUNDA
El nuevo paradigma podría denominarse una visión holística del mundo, ya que lo ve como un todo integrado más que como una discontinua colección de partes. También podría llamarse una visión ecológica, usando el término “ecológica” en un sentido mucho más amplio y profundo de lo habitual. La percepción desde la ecología profunda reconoce la interdependencia fundamental entre todos los fenómenos y el hecho de que, como individuos y como sociedades, estamos todos inmersos en (y finalmente dependientes de) los procesos cíclicos de la naturaleza.Los términos “holístico” y “ecológico” difieren ligeramente en sus significados y parecería que el primero de ellos resulta menos apropiado que el segundo para describir el nuevo paradigma. Una visión holística de, por ejemplo, una bicicleta significa verla como un todo funcional y entender consecuentemente la interdependencia de sus partes. Una visión ecológica incluiría esto, pero añadiría la percepción de cómo la bicicleta se inserta en un entorno natural y social: de donde provienen sus materias primas, cómo se construyó, cómo su utilización afecta el entorno natural y a la comunidad en que usa, etc.

Esta distinción entre “holístico” y “ecológico” es aún más importante cuando hablamos de sistemas vivos, para los que las conexiones con el entorno son mucho más vitales.El sentido en que uso el término “ecológico” está asociado con una escuela filosófica específica, es más, con un movimiento de base conocido como “ecología profunda”, que está ganando prominencia rápidamente. Esta escuela fue fundada por el filósofo noruego Arne Naess a principios de los setenta al distinguir la ecología “superficial” y la “profunda”. Esta distinción está ampliamente aceptada en la actualidad como referencia muy útil en el discernimiento entre las líneas de pensamiento ecológico contemporáneas.

jueves, 25 de marzo de 2010

Anticapitalismo y justicia climática

"por Esther Vivas
tomado de alainet.org

El cambio climático es, a día de hoy, una realidad innegable. El eco político, social y mediático de la cumbre de Copenhague, en diciembre 2009, fue buena prueba de ello. Una cumbre que mostró la incapacidad del propio sistema capitalista de dar una respuesta creíble a una crisis que él mismo ha creado. El capitalismo verde se apunta a la carrera del cambio climático, aportando una serie de soluciones tecnológicas (energía nuclear, captación de carbono de la atmósfera para su almacenamiento, agrocombustibles, etc.) que generarán mayores impactos sociales y medioambientales. Se trata de soluciones falsas al cambio climático que intentan esconder las causas estructurales que nos han conducido a la situación actual de crisis y que buscan hacer negocio con la misma, a la vez que plantean la contradicción entre el cálculo cortoplacista del capital y los ritmos largos del equilibrio ecológico."

En este contexto, es urgente un movimiento capaz de desafiar el discurso dominante del capitalismo verde, señalar el impacto y la responsabilidad del actual modelo de producción, distribución y consumo capitalista y vincular la amenaza climática global con los problemas sociales cotidianos. Copenhague ha sido hasta ahora la mayor expresión del movimiento por la justicia climática, coincidiendo justamente con el décimo aniversario de las movilizaciones contra la OMC en Seattle. Una protesta que, bajo el lema “Cambiemos el sistema, no el clima”, expresa esta relación difusa entre justicia social y climática, entre crisis social y crisis ecológica. Pero el éxito de las protestas en Copenhague contrasta con la debilidad de las manifestaciones a nivel mundial, con algunas excepciones como Londres.
La actual crisis plantea la necesidad urgente de cambiar el mundo de base y hacerlo desde una perspectiva anticapitalista y ecosocialista radical. Anticapitalismo y justicia climática son dos combates que tienen que ir estrechamente unidos. Cualquier perspectiva de ruptura con el actual modelo económico que no tenga en cuenta la centralidad de la crisis ecológica está abocada al fracaso y cualquier perspectiva ecologista sin una orientación anticapitalista, de ruptura con el sistema actual, se quedará en la superficie del problema y al final puede acabar siendo un instrumento al servicio de las políticas de marketing verde.
Frenar el cambio climático implica modificar el actual modelo de producción, distribución y consumo. Los retoques superficiales y cosméticos no valen. Las soluciones a la crisis ecológica pasan por tocar los cimientos del actual sistema capitalista. Si queremos que el clima no cambie, es necesario cambiar el sistema. De ahí, la necesidad de tener una verdadera perspectiva ecosocialista, o ecocomunista como señalaba Daniel Bensaïd en uno de sus últimos artículos.
Asimismo, se deben de combatir las tesis del neo-malthusianismo verde que culpabilizan a los países del Sur por sus altas tasas de población y que buscan controlar el cuerpo de las mujeres, socavando el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Luchar contra el cambio climático implica enfrentar la pobreza: a mayor desigualdad social, más vulnerabilidad climática. Es necesario reconvertir sectores productivos con graves impactos sociales y ambientales (industria militar, automovilística, extractivas, etc.), creando empleo en sectores sociales y ecológicamente justos como la agricultura ecológica, servicios públicos (sanitarios, educativos, transporte), entre otros.
Acabar con el cambio climático implica apostar por el derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria. El modelo agroindustrial actual (deslocalizado, intensivo, kilométrico, petrodependiente) es uno de los máximos generadores de gases de efecto invernadero. Apostar por una agricultura ecológica, local campesina y por unos circuitos cortos de comercialización permiten, como dice La Vía Campesina, enfriar el planeta. Asimismo, hay que integrar las demandas de los pueblos originarios, el control de sus tierras y bienes naturales, y su cosmovisión y respeto a la “pachamama”, la “madre tierra”, y la defensa del “buen vivir”. Valorizar estas aportaciones que plantean un nuevo tipo de relación entre humanidad y naturaleza es clave para enfrentar el cambio climático y la mercantilización de la vida y del planeta.
Desde una perspectiva Norte-Sur, justicia climática implica la anulación incondicional de la deuda externa de los países del Sur, una deuda ilegal e ilegítima, y reivindicar el reconocimiento de una deuda social, histórica y ecológica del Norte respecto al Sur resultado de siglos de expolio y explotación. En casos de catástrofe, es necesario promover mecanismos de “auxilio popular”. Hemos visto como el cambio climático aumenta la vulnerabilidad de los sectores populares especialmente en los países del Sur. Los terremotos en Haití y en Chile son dos de los casos más recientes. Frente a estas amenazas son necesarias redes de solidaridad internacional de movimientos sociales de base que permitan una canalización de la ayuda inmediata y efectiva a las poblaciones locales. La iniciativa no puede quedar en manos de un “humanitarismo” internacional vacío de contenido político.
La lucha contra el cambio climático pasa por combatir el actual modelo de producción industrial, deslocalizado, “just on time”, masivo, dependiente de los recursos fósiles, etc. Las burocracias sindicales hacen seguidismo y legitiman las políticas del “capitalismo verde” con la farsa de que las “tecnologías verdes” crean empleo y generan mayor prosperidad. Es necesario desmontar este mito. La izquierda sindical debe poner en cuestión el actual modelo de crecimiento sin límites, apostando por otro modelo de “desarrollo” acorde con los recursos finitos del planeta. Las reivindicaciones ecologistas y contra el cambio climático tienen que ser un eje central del sindicalismo combativo. Los sindicalistas no pueden ver a los ecologistas como a sus enemigos y viceversa. Todas y todos sufrimos las consecuencias del cambio climático y es necesario que actuemos colectivamente.
Es falso pensar que podemos combatir el cambio climático sólo a partir del cambio de actitudes individuales, y más cuando la mitad de la población mundial vive en el “subconsumo crónico”, y también es falso pensar que podemos luchar contra el cambio climático sólo con respuestas tecnológicas y científicas. Son necesarios cambios estructurales en los modelos de producción de bienes, de energía, etc. En esta dirección, las iniciativas que desde lo local plantean alternativas prácticas al modelo dominante de consumo, producción, energético... tienen un carácter demostrativo y de concienciación que es fundamental apoyar.
Por su naturaleza, hablar de cómo enfrentar el cambio climático implica discutir de estrategia, de auto-organización, de planificación y de las tareas que, aquellas y aquellos que nos consideramos anticapitalistas, tenemos por delante.

- Esther Vivas es autora de “En pie contra la deuda externa” (El viejo topo, 2008).

lunes, 8 de febrero de 2010

Décimo Foro Social Mundial: síntomas de decadencia

"Por Raúl Zibechi
tomado de alainet.org

Una década es tiempo suficiente –en el terreno políticosocial- para el crecimiento, madurez y, tal vez, decadencia de un “movimiento de movimientos” que se propuso cambiar el mundo. Aunque su declinación es un dato de la realidad, sus mentores pueden contentarse con que su oponente, el Foro Económico de Davos, atraviesa dificultades aún mayores."

Los síntomas son bien conocidos: debatir hasta el cansancio si lo que se está haciendo tiene sentido, si debe continuarse el mismo camino o torcer el rumbo en alguna dirección que permita encontrar soluciones a los males y malestares que se perciben. En efecto, tanto el seminario “10 años después” realizado en Porto Alegre, como el Foro Temático, con sede en Salvador, dedicaron buena parte de su tiempo a constatar la pérdida de vitalidad de un movimiento que pretendió ser la alternativa a la globalización neoliberal.
Este año, el Foro Social Mundial no contó con un evento central sino que realizó actividades en una veintena de ciudades de diferentes partes del mundo, entre ellas las dos capitales estatales brasileñas. La opción por la descentralización es un indicador de que los grandes eventos de decenas de miles de personas jugaron un papel importante en su momento, a comienzos de la década, pero en esta etapa no tendría sentido repetirlos ya que, según se pudo constatar en las últimas ediciones, el formato se fue desgastando.
El evento de Porto Alegre, a partir del 25 de enero, consistió en un conjunto de debates entre intelectuales y miembros de ongs, con escasa participación de los movimientos sociales que son, en los hechos, la razón de ser del Foro. Por cierto, no era la intención de los organizadores apostar por la masividad que arrastró a más de 150 mil personas en las ediciones anteriores, pero los debates atrajeron ahora a menos del diez por ciento del anterior pico de participación.
En Salvador, por el contrario, en el Foro Temático realizado entre el 29 y el 31 de enero, la presencia de los movimientos era esperada con cierta expectativa. La opción por descentralizar el evento, con mesas de debates en hoteles de la ciudad y las actividades de los movimientos relegadas al recinto de la Universidad Católica, tuvo un efecto negativo para la participación social. A diferencia de lo que sucedía en Porto Alegre años atrás, cuando la ciudad giraba por unos días en torno al Foro, en la capital de Bahía la gente no se enteró del evento altermundialista.
Buscando nuevos rumbos
El viraje en la situación política mundial y en América Latina, parece estar en la base de un cierto desconcierto que se plasma en la aparición de propuestas notoriamente divergentes. En las primeras ediciones de los Foros, se registraba un fuerte ascenso del conservadurismo comandado por George W Bush, a caballo de las invasiones a Irak y Afganistán. En este continente, se estaban estrenando los gobiernos del cambio y se registraba aún una oleada de movilización social que desembarcó con sus múltiples colores en los eventos multitudinarios de Porto Alegre.
La crisis mundial, el ascenso de Barack Obama a la Casa Blanca, el otoño de los gobiernos progresistas y de izquierda de la región y la creciente desmovilización social, pautan una coyuntura bien distinta. El tono de la Carta de Bahía, documento final aprobado por una asamblea de movimientos, delata el nuevo clima. La declaración enfatiza en el rechazo a“la presencia de bases extranjeras en el continente sudamericano”, la defensa de la soberanía y de los grandes yacimientos de petróleo descubiertos en el litoral brasileño.
La Carta hace una defensa cerrada del gobierno de Lula. “En Brasil, muchos avances fueron conquistados por el pueblo durante los siete años del gobierno Lula”. Menciona que aún falta realizar reformas estructurales, pero llama a apoyar a los diversos oficialismos “en este período de embate político que se aproxima”, en clara alusión a los procesos electorales venideros.
En este punto, aparecen fuertes divergencias. El Movimiento Sin Tierra, muy crítico con Lula por no haber hecho la reforma agraria prometida, no movilizó sus bases hacia el Foro como en ocasiones anteriores. En Salvador, el movimiento más potente es el de los Sin Techo, que en diferentes talleres mostró claras distancias tanto con el gobierno federal como con el estatal, comandado por el petista Jacques Wagner.
La distancia, social antes que política, entre movimientos y gobiernos fue una de las características del Foro de Salvador. Uno de los “intercambios” con los movimientos se realizó en un hotel de cinco estrellas, con la participación del gobernador Wagner, el ministro de Desarrollo Social Patrus Ananias y el Secretario Especial para Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Samuel Pinheiro. No era ese el mejor ambiente para movimientos de base que, como los de Salvador, están integrados en su inmensa mayoría por negros pobres que viven en favelas, que son sistemáticamente rechazados en esos espacios.
En la visita que realizamos a tres ocupaciones urbanas de los Sin Techo, pudimos comprobar que las bases de esos movimientos no tenían la menor idea de lo que sucedía en el centro de la ciudad, ni mostraban intención de asistir cuando se les informaba que debían registrarse en otro hotel, también de cinco estrellas, ubicado en el corazón elitista de la ciudad racista. Si alguna vez los foros fueron un genuino encuentro de movimientos sociales, en los hechos se convirtieron en encuentros de elites, intelectuales, miembros de ongs y representantes de organizaciones sociales.
En palabras de Eric Toussaint, miembro del Consejo Internacional del fsm, un dato central es que el encuentro “fue patrocinado por Petrobrás, Caixa, Banco do Brasil, Itaipú Binacional y con fuerte presencia de gobiernos”. O sea, grandes multinacionales que están también en el encuentro empresarial de Davos, donde Lula fue proclamado “estadista global”. En su opinión, el núcleo histórico de fundadores del Foro, donde tienen especial presencia brasileños vinculados al gobierno, son los más reacios a buscar otros formatos, que “se apoyen en fuerzas militantes voluntarias y se alojen en casas de activistas”.
Cuestión de Estado
En cuanto al formato, las propuestas son muy variadas. El portugués Boaventura de Sousa Santos, cree que el Foro fracasó en Europa, Asia y África al no haber conseguido“conquistar la imaginación de los movimientos sociales y los líderes políticos” como sucedió en América Latina. Cree que el fsm debería haber acudido con una posición propia a la cumbre de Copenhague y que el próximo encuentro, a realizarse en Dakar (Senegal), deberá “promover algunas acciones colectivas” en la dirección de buscar “una nueva articulación entre partidos y movimientos”.
Toussaint va más lejos y aspira a que los movimientos recojan la propuesta lanzada por Hugo Chávez de crear una Quinta Internacional, que sería un “instrumento de convergencia para la acción y para la elaboración de un modelo alternativo”. En el otro extremo, el sociólogo brasileño Emir Sader cree que el Foro ya fracasó porque al no estrechar vínculos con los gobiernos progresistas, “quedó girando en el vacío”.
Dos temas siguen estando en el centro de los debates, como estas posturas manifiestan: la relación entre gobiernos y movimientos y el grado de centralización y de organización que debe dotarse el Foro. Hay quienes, como Toussaint, defienden un modelo tradicional, que se resume en “un frente permanente de partidos, movimientos sociales y redes internacionales”, porque es la mejor forma de impulsar la movilización. Cree, por añadidura, que el golpe de Estado en Honduelas se consolidó porque la movilización “fue totalmente insuficiente”.
De Sousa Santos echa más leña al fuego al abordar el otro tema en debate. Sostiene que “ahora existe un novísimo movimiento social que es el propio Estado”. Defiende su tesis señalando que si al Estado se lo deja librado a su lógica, “es capturado por la burocracia y por los intereses económicos dominantes”. Pero si los movimientos, que siempre han trabajado por fuera de los estados, lo toman en cuenta como “un recurso importante”, ese Estado “puede ser apropiado por las clases populares como está ocurriendo en el continente latinoamericano”.
En su comunicación al seminario “10 años después”, Immanuel Wallerstein presentó una perspectiva que incluye una variante más, estirando las diferencias entre los militantes. Sostuvo que los impactos mayores de la crisis vendrán en los próximos cinco años, con un posible default de la deuda de los Estados Unidos, la caída del dólar y la aparición de regímenes autoritarios, incluyendo algunos países de América Latina, y la creciente demonización de Obama en Estados Unidos. Cree que se están formando varios bloques geopolíticos que excluyen a Washington: Europa Occidental-Rusia; China-Japón-Corea del Sur; Sudamérica liderada por Brasil.
En ese escenario, opina que en las dos próximas décadas la izquierda social y la política irán percibiendo que “la cuestión central no es poner fin al capitalismo, sino organizar un sistema que lo suceda”. En ese lapso, la confrontación entre derechas e izquierdas, cuyas fuerzas se han expandido a todo el mundo, será inevitable, pero no será una batalla entre estados sino “entre las fuerzas sociales mundiales”. Y cree, además, que a las izquierdas y a los movimientos “les falta una visión estratégica de medio plazo”. Esto último se ha mostrado enteramente cierto, por lo menos en el último Foro Social Mundial.
- Raúl Zibechi, periodista uruguayo, es docente e investigador en la Multiversidad Franciscana de América Latina, y asesor de varios colectivos sociales.

http://alainet.org/active/35989

miércoles, 27 de enero de 2010

Milton Friedman, Haití y la Doctrina del Shock

Milton Friedman, Haití y la Doctrina del Shock


Por Cristian Lora
El Palacio Presidencial de Haití destruido tras el terremoto






A pocas horas del terremoto que sacudió Haití, los Estados Unidos comenzaron a tomar el control de la capital haitiana. Primero fue el aeropuerto de Puerto Príncipe, luego el puerto y, más tarde,lo que quedó del Palacio Presidencial.



Las crónicas de los enviados dan cuenta de decenas de niños que, tras las rejas de hierro que rodean la semidestruida sede de gobierno, suplicaban por agua y comida."No hay, en este país antes llamado Haití, algún tipo de autoridad, municipal o estatal, que tras el sismo se haya hecho cargo de la situación. Haití ya no existe", escribió un corresponsal español que recorrió los restos de lo que supo ser una capital.Ese escenario haitiano de caos, muerte, violencia, saqueos, ruinas, devastación, shock (en definitiva) resulta el caldo de cultivo perfecto para implementar lo que la autora canadiense Naomi Klein denominó, en un mamotreto de 700 páginas, como la doctrina del shock. ¿Qué es? Una forma fundamentalista del capitalismo que impone programas económicos en las peores condiciones coercitivas posibles: ocupaciones militares en potencias extranjeras o inmediatamente después de una catástrofe natural de gran magnitud.Klein repasa –en su obra La Doctrina del Shock. El Auge del Capitalismo del Desastre– estas políticas en una devastada Nueva Orleans luego del paso del huracán Katrina; en Irak luego de la invasión de los Estados Unidos en 2003, y más tarde, en Sri Lanka, meses después del catastrófico tsunami de 2004.Días después de que los diques se rompieran y dejaran Nueva Orleans bajo el agua, el economista Milton Friedman escribió en The Wall Street Journal que "la mayor parte de las escuelas están en ruinas, al igual que los hogares de los alumnos que asistían a clase. (…) Esto es una tragedia, pero también una oportunidad para emprender una reforma radical del sistema educativo".La administración de George W. Bush apoyó sus planes con decenas de millones de dólares. Las ruinas de las escuelas de Nueva Orleans se convirtieron en "escuelas charter", creadas y construidas por el Estado pero que pasarían a ser gestionadas por instituciones privadas según sus propias reglas.Cuando las aguas todavía no habían bajado del todo, ya las escuelas públicas de la capital del jazz habían sido sustituidas casi en su totalidad por una red de escuelas charter de gestión privada. Antes del huracán, el Estado tenía 123 escuelas públicas; después, sólo quedaron cuatro. Antes de la tormenta, Nueva Orleans contaba con siete escuelas charter. Después, 31."Tras el desastre –explica Klein– los contratos de los maestros quedaron hechos pedazos y los 4.700 miembros del sindicato fueron despedidos. La mayoría no recuperaron sus empleos".Durante más de tres décadas, Friedman fue un defensor a ultranza del libre mercado y del neoliberalismo. Aprendió lo importante que era aprovechar una crisis o estado de shock a gran escala durante los '70, cuando fue asesor del dictador chileno Augusto Pinochet.Tres décadas después, luego de que las bombas destrozaran Bagdad en busca de armas de destrucción masiva que nunca aparecieron, la Doctrina del Shock resurgió en Medio Oriente.Cuando todavía las llamas consumían Irak, el director de Reconstrucción y Asistencia Humanitaria designado por los Estados Unidos decretó las medidas de rigor: privatizaciones masivas, liberalización absoluta del mercado y un Estado cuyo papel se vio brutalmente reducido. Otra vez el neoliberalismo utilizaba un estado de shock para imponer medidas económicas.Casi dos años después, un tsunami arrasó Sri Lanka, un estado insular de Asia meridional. Murieron 35.000 personas, más de un millón fueron desplazadas y unas 100.000 viviendas fueron destruidas. "Allí –dice Klein– presencié otra versión distinta de las mismas maniobras: los inversores extranjeros y los donantes internacionales se habían coordinado para aprovechar la atmósfera de pánico y habían conseguido que les entregaran toda la costa tropical".Estados Unidos ya tomó posición de Haití y esto molestó incluso a otros países. Un cable de AFP sostiene que Francia protestó formalmente por el control que el gobierno de Barack Obama impuso en el aeropuerto de Puerto Príncipe.La tragedia de Haití ofrece a los pensadores del neoliberalismo una oportunidad inmejorable para aplicar la Doctrina del Shock. En palabras de Naomi Klein: "Algunas personas almacenan latas y agua en caso de desastres o terremotos; los discípulos de Friedman almacenan un montón de ideas de libre mercado".


Publicado en la contratapa del diario Diagonales el 21-01-2010